lunes, 27 de enero de 2014

puentes de piedra

Cuentan que allí,
donde la niebla no deja ver las edificaciones severas y espectrales,
 se respira un aire harto húmedo.

Los puentes de piedra están alfombrados de una escarcha cristalina,
 antepasados de buen tino y fortaleza los erigieron tal vez temiendo lejanía.

 La luz allí es desertora y el eterno ocaso se vuelve una triste promesa de quietud insoportable.


 Pero quizás lo más inquietante de aquel cuadro era el viento inexistente.



 Las nubes en cambio se desplegaban y se fundían con el azul oscuro.






















 Allí nos encontramos ahora, magullando por el frío y el alma muerta.


 Con más que la vista

 absortos,

percibimos un destello,

 locuaz



fugitivo.










Extrañamente nos vemos

 en él,











 ofrecemos sangre


 profetizamos con la pluma caída
.

 Sonreímos al cielo


  creemos tocar la pluma de un dios.










No hay comentarios:

Publicar un comentario